Física

Después de la Civilización Tipo I: problemáticas, la Civilización Tipo II como vía intermedia de escape, teorías sobre cómo seguir.

Después de algunos meses sin tocar esto, sigo con la serie de entradas sobre la civilización, en esta ocasión para dar las primeras pinceladas de lo que debemos esperar del espacio exterior. En la entrada anterior comenté por encima los problemas que impedían el avance de la sociedad actual y llegué a la conclusión de que el modo más óptimo de aprovechar los recursos del planeta pasaba por una absoluta unificación de la humanidad, suprimiendo las barreras que nos distinguen por religión, idioma o nacionalidad. Sólo así sería posible disfrutar de la potencia de una Civilización Tipo I sin correr el riesgo de autodestruirnos.

Asumiendo de ahora en adelante que esa etapa estuviese superada, y obrásemos con una unidad planetaria, intentemos ver qué sucedería con nosotros.

La vida en una Civilización Tipo I:

La hipótesis de partida de esta entrada es bastante fuerte, por lo que, en caso de que algún día consigamos tal perfección en nuestra organización no deberíamos esperar que sea antes de, como mínimo, unos 50 años, pudiendo alargar esta cifra tanto como uno desee. Sinceramente yo espero, o me gustaría que así fuese, que se alcanzase el estatus Tipo I antes de morirme.

¿Qué puede haber hecho la ciencia por nosotros hasta entonces? Según comenté en la entrada sobre el libro «Física de lo Imposible» de Michio Kaku, es de esperar que en unas décadas los robots realicen un montón de trabajos distintos que hasta ahora el hombre hace sin necesidad de sus facultades mentales: construir edificios, limpieza, gestión de datos, pilotaje, agricultura…, de modo que la mayoría de la gente se tendrá que dedicar a las labores que sólo el hombre pueda realizar: política, ciencia, filosofía, (la cocina no tengo claro si es mejor introducirla en este grupo o en el otro), programación… Por supuesto, estos cambios tendrán que conllevar adaptaciones laborales para la gente que se quede sin empleo (en la entrada anterior mencioné que sería conveniente una reducción de la población humana a base de limitar el número de hijos según los recursos de los que se disponga de comida y trabajo), y aunque la gente deje de ser necesaria para el trabajo físico tendrían que seguir realizando actividades para no atrofiar sus músculos. No queremos que la evolución de la especie nos lleve, como se plantea en muchos libros y películas, a un ser humano esmirriado y vulnerable al más mínimo roce.

Los políticos, por supuesto, sólo se tendrían que dedicar a discutir el mejor modo de repartir la economía y los recursos, pero nunca hacer política territorial ni social, ya que todo ello estaría unificado por definición. También se comentó en su momento que serían de esperar grandes avances en nanotecnología, gracias a los cuales los ordenadores podrían ocupar mucho menos espacio (Feynman vaticinó en los 60 que toda la enciclopedia británica cabría en la punta de una aguja), y además podríamos fabricar grandes estructuras de carbono colocando los átomos a voluntad para formar redes diamantinas. Estas redes diamantinas tendrían una resistencia enorme a cualquier tipo de agresión, por lo que tendrán infinidad de usos.

Otras ramas que también podrían estarse descubriendo serían la invisibilidad, el teletransporte de objetos y la telekinesia. La invisibilidad a través de capas o estructuras acoplables que en lugar de no dejar pasar la luz, la curvasen a su alrededor de forma que el observador pudiese ver perfectamente lo que hay al otro lado. La telekinesia requeriría ubicar sensores en la cabeza para que a través de corrientes cerebrales un transformador con batería controlase objetos electrónicos por radio control. El teletransporte de objetos, por su parte, sería viable, pero yo sólo soy capaz de imaginármelo como un aparato que replique a gran escala los átomos que haya en un sitio en un lugar distinto. Cuanto más se quisiese afinar, más difícil sería lograr la igualdad, por lo que teletransportar formas de vida parece indicar que conllevaría cambiar su personalidad. ¿Quién sabe reconstruir todas las neuronas de un cerebro sin alterar nada? Esto, por supuesto, es una sospecha mía, que quizá alguien solucione en un futuro. En cualquier caso, todas estas últimas cosas considero que, por muy viables que sean, no las necesitamos si queremos vivir tranquilos. Sobre esto volveré después.

La gente que viviese en esta sociedad, en resumen, podría obrar productivamente durante toda su vida sin correr el riesgo de haber sido engañados durante su aprendizaje por todas las sectas que deberían haber sido suprimidas en la Tipo I. Al haber minimizado las diferencias entre las personas, que serían sólo de ámbito racial, físico, cognitivo y en menor medida económico, vivirían mucho más libres de odio, soberbia y discriminación en general, preservando por completo las únicas facultades que serán necesarias, a saber: la humanidad, la motivación, la competitividad, y sobre todo, la curiosidad. El pensamiento crítico, la observación, la elaboración de teorías y el empirismo son facultades que ya no tengo tan claro que nazcan con nosotros, pero aún así si una persona vive en una sociedad donde la mayoría de la gente las usa continuamente y son predicadas con fuerza, quiero creer que habría una tendencia natural a adaptarse a ello.

Esta sociedad pacifista no es, como me consta que se suele enfocar en un principio, utópica ni conduce a sociedades absurdas como en la novela de «Un mundo felíz» precisamente por dos razones: la primera la existencia de los valores antes mencionados junto con la lucha contra la desinformación; la segunda el hecho de que no es una sociedad completa, ya que tiene que seguir avanzando para sobrevivir y no se puede estancar.

Problemáticas:

Ciertamente, la Civilización Tipo I debería haber superado las guerras las grandes crisis que hoy en día nos afectan: la económica, la alimenticia y la energética. El calentamiento global, por su parte, es posible que se consiga frenar si se reduce la población, con su consecuente disminución de residuos emitidos. En otro caso, tendríamos un serio problema y lo correcto no sería paralizar el avance, sino conseguir como fuese que se produjese mucho más rápido, para escapar de La Tierra antes de morir bajo las altas temperaturas.

Nuevos problemas que pueden surgir en esta sociedad, asimismo, serían el mal empleo de las nuevas tecnologías. Si no se puede garantizar una gran erradicación de las malas intenciones de la sociedad los robots podrían ser usados para matar gente, las «capas de invisibilidad» se usarían para realizar delitos con un excelente camuflaje óptico, se podría incluso uno teletransportar de golpe a la escena del delito y huir de ella como si nada. Incluso combinaciones de las anteriores: podría yo teletransportar mi robot «invisible» a un lugar concreto a realizar algún acto malvado por mí.

Luchar contra estos problemas tan innovadores puede parecer tan entretenido como pensar en la infinidad de opciones que nos ofrecen las nuevas tecnologías para superar las fronteras de la ley, pero a efectos prácticos sería un completo caos insostenible al que nos arrepentiríamos todos de haber llegado. O no, y quizá hubiese formas de evitarlo, entre las que se me ocurren los ya existentes sensores térmicos y medidas de seguridad en chips. Pero en cualquier caso, por este motivo antes mencioné que me sentiré más seguro sin teletransporte ni invisibilidad disponibles.

Asimismo, seguiría existiendo el problema principal que mencioné en la entrada anterior también. Dentro de 6000 millones de años el Sol agotará su combustible y explotará, aumentando su radio más allá del radio de la órbita terrestre e incinerando nuestro planeta, o en su defecto lo que quede de él. No podemos hacer nada por evitar esto, ni tampoco para evadir eternamente los grandes asteroides que constantemente cruzan nuestra órbita con la suerte de que nosotros no estemos allí justamente coincidiendo con su trayectoria.

No debemos olvidar tampoco que a lo largo de la historia cada 30 millones de años ha habido una catástrofe en nuestro planeta, siendo la más representativa la extinción de los dinosaurios. Cada una de estas catástrofes ha dejado como huella iridio, un metal extraterrestre que se sabe que La Tierra no ha fabricado nunca. Debido a ello, físicos teóricos han hecho la hipótesis de la existencia de un cuerpo celeste llamado Némesis. Némesis sería una enana marrón o un pequeño agujero negro que orbitaría en torno al Sol formando ambas estrellas un sistema binario, de modo que la distancia entre ambas oscilase periódicamente entre 1 y 3 años luz. Más allá de la órbita de Plutón, a 1 año luz del sol, se encuentra la nube de cometas de Oort de forma esférica. Así pues, cuando Némesis estuviese en su parte de la órbita más próxima a nosotros causaría estragos en dicha nube, arrojando cometas hacia el Sol cada 30 millones de años aproximadamente. Dichos cometas serían los culpables de las catástrofes tan curiosamente regulares en nuestro planeta. La teoría de Némesis, formulada en 1984, aún no ha podido ser demostrada, si bien muchos de sus seguidores aseguran que se debe a su poca financiación. No obstante, en 1999 se detectó actividad en dos cometas pertenecientes a la nube de Oort que sólo se podía justificar con la presencia de un cuerpo con la masa de la supuesta Némesis. En caso de que ciertamente el Sol tuviese una hermana que eventualmente jugase a bombardearle con cometas, ahora mismo no nos quedarían más de 20 millones de años para escapar a tiempo.

Y es que la huida de La Tierra y del sistema solar es algo que tarde o temprano tendremos que afrontar si queremos acercarnos a la eternidad como especie. De lo contrario, la humanidad nacerá y morirá aquí, siendo perfectamente viable salir a conocer el espacio exterior.

Para llegar al 3 hay que pasar por el 2:

Como ya se vio en la entrada sobre las escalas de Kardashev, la Civilización Tipo III sería aquélla que hubiese escapado del sistema solar aventurándose a la conquista de toda la Vía Láctea. Por tanto, una civilización que aspire a este nivel sería la única que nos permitirá sobrevivir a la muerte del Sol y, en caso de su existencia, a Némesis.

Pero antes de alcanzar tal nivel de progreso una Civilización Tipo I tiene que aspirar a lo que tiene más cerca, que es la Civilización Tipo II. Esta era la fase en la que una sociedad dominaba todo su sistema estelar, en nuestro caso el Sol y todos los planetas que orbitan a su alrededor. La energía que tendríamos disponible si recogiésemos de forma aprovechable la radiación del Sol sería una fuente extremadamente grande en comparación con las centrales de las que disponemos hoy en día. Pero, ¿cómo realizar este avance? ¿Qué podremos y qué no podremos hacer? ¿Es de esperar la colonización de algún otro planeta del sistema solar?

Teorías sobre cómo seguir:

En el camino hacia la invasión del espacio siempre se escuchan un montón rumores populares. Algunos de ellos absurdos, otros ideas con bastante fundamento y en las que cabe confiar. Empezaré hablando de las estructuras imposibles o poco viables de la carrera espacial.

A lo largo de mi vida, algunas personas me han comentado la posibilidad de construir un ascensor hasta la Luna. Ese es un proyecto que se desmorona bajo un simple hecho, que es el de que la Luna no gira en torno a La Tierra con la misma velocidad angular con la que La Tierra gira sobre sí misma. Es decir, en el hipotético caso de que alguien consiguiese unir La Tierra y la Luna mediante una estructura sólida, dicha estructura rompería porque ambos astros se moverían en desfase.

Alternativamente, hay quien propone una cuerda que se suelte desde la Luna, caiga sobre nosotros, se le enganchen materiales, y se vuelva a tirar de ella. Haciendo esto, evidentemente ya no existe el problema del desfase entre La Tierra y la Luna porque la estructura no es fija, pero cuando la cuerda cayese daría latigazos moviéndose con una velocidad relativa a nosotros con la que se podría llevar tranquilamente edificios por delante. Para mejorar la cosa, una cuerda que pudiese soportar semejante tensión tendría que ser extremadamente grande (mucho más que una ciudad y que un país como portugal entero). Ciertamente, este tamaño se podría reducir si el material de la cuerda fuese la fibra de carbono, como mencioné antes, pero aún así supongo que las dimensiones serían equiparables a las de una ciudad.

Otro invento «maravilloso» que he escuchado consistiría en ubicar paneles solares en órbita sobre La Tierra para que absorbiesen grandes cantidades de radiación solar y, posteriormente, disparar toda esta radiación sobre otro panel en la superficie del planeta. ¡Esto es una soberana locura! Hacer algo así freiría todo el terreno en torno al panel de la superficie creando algo mucho peor que Chernóbil. Aún por encima, potenciaría el efecto invernadero de un modo más exagerado de lo que lo hacen todas las fábricas sobre el planeta.

Pero dentro de las cosas posibles podemos hacer cosas mucho más interesantes que todo eso.

Una buena forma de ahorrar toda la energía necesaria para despegar cohetes sería hacer un ascensor con fibra de carbono, no hasta la Luna, sino hasta la órbita geoestacionaria, a unos 35000 km sobre la superficie. Dicha órbita, que cumple rotar con la misma velocidad que el planeta no supondría el problema de la ruptura por desfase y además, dado que todos los satélites y antenas de comunicación están sobre ella, nuestro ascensor estaría ubicado en una posición idónea.

Con respecto a la colonización de otros planetas es difícil predecir su factibilidad porque todos ellos presentan cualidades poco recomendables: Mercurio y Venus poseen temperaturas extremadamente altas; la Luna no tiene mucha gravedad; los planetas más allá de Marte son gaseosos… (De todo esto ya hablé en la entrada sobre los planetas).

Pero aunque ir a vivir a ellos no sea factible (salvo excepciones como la Luna y Marte), sí lo es obtener minerales de ellos y demás recursos energéticos que puedan llegar a escasear por aquí en La Tierra. Además, escapar a ellos sólo nos salvaría del calentamiento global, no de los problemas antes mencionados (el Sol, Némesis, las nuevas tecnologías…). El objetivo es escapar del sistema solar, da igual si pasando antes por los otros planetas de éste o no, con tal de que nos podamos beneficiar de ellos sin vivir en ellos.

Sin embargo, hoy en día la exploración del sistema solar es extremadamente costosa y lenta. La sonda Fénix lanzada a Marte en 2007 ha sido el único experimento verdaderamente revelador en lo referente al análisis de su superficie, y para eso que tuvieron que dejarla allí tirada ya que les salía más económico que devolverla a La Tierra. Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?

Freeman Dyson, físico y matemático inglés ha propuesto el modelo que todos hemos tenido en mente alguna vez y que parecía de ciencia ficción: el astropollo. Suponiendo que la Civilización Tipo I haya avanzado satisfactoriamente en el mundo de la cibernética sería posible construir un robot en parte metálico y en parte vivo con la tecnología biológica disponible. Todas sus funciones utilizarían la energía almacenada en una batería en su interior, alimentada por combustibles disponibles en otros astros que exprimiría un estómago de ingeniería química artificial.

El astropollo sería lanzado desde La Tierra hasta algún otro planeta o satélite, donde en primer lugar aprendería a reconocer su composición. Según los materiales que tenga disponibles, una función lógica programada le ayudará a decidir de cuál beneficiarse, comiéndolo con su boca artificial y exprimiendo su energía en el estómago, que sabrá perfectamente cómo tratar cada alimento. De este modo, el astropollo no necesitará ser enviado con batería suficiente porque será capaz de alimentarse a sí mismo, dejando de funcionar sólo cuando pase más tiempo del debido sobre un astro del que no se pueda beneficiar o alguna de las partes de su cuerpo se fracture irremediablemente.

Por supuesto, en caso de que el astropollo llegue a ser nuestro medio de estudio del universo los primeros prototipos muy probablemente perecerán antes de lo que se espere de ellos. En cambio, si se consiguiese hacer un modelo tan perfecto como el que se tiene en mente antes de empezar a fabricarlos serían un objeto ideal sin ningún tipo de gastos, mucho más económico a largo plazo que cualquier proyecto anterior. Además, podría usarse directamente como medio de transporte de materiales entre distintos lugares, o incluso ordenarle empezar a hacer construcciones, por ejmplo, en la Luna.

En resumen:

El cómo vamos a salir de La Tierra es algo sobre lo que sólo se puede especular, pero aún así está claro que tendremos que acabar haciéndolo o morir en el acto. Las tecnologías que alcancemos durante los próximos años serán clave para poder decidir nuestro futuro, y por ello más vale que alcancemos el estatus Tipo I cuanto antes, dejándonos de tonterías (donde el concepto de tonterías está definido en la entrada anterior) y pensando más en lo que les espera a nuestros sucesores.

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3 respuestas »

  1. Vamos a ver, todo esto es muy interesante y está muy bien, pero no sirve para nada. Mientras que tú y los que piensan (o pensamos) como tú dejen en manos de «sinvergüenzas» nuestro destino, no avanzaremos.
    Los que tienen el poder (políticos) para hacer que la humanidad avance, no están pensando en eso precisamente, sino que llegan a la política para asegurarse una existencia llena de privilegios. Si queremos que esto cambie, sólo se me acurre que gente como tú sustituya a este tipo de dirigentes, sino, podríamos seguir discutiendo sobre el sexo de los ángeles eternamente.

    • La cuestión es «¿qué hacer?». Es decir, nadie puede meterse en política con una ideología tan pura y esperar llegar lejos. Todos los gobiernos tienen deudas, chantajes y pactos que si un nuevo presidente rompiese hundirían al país en cuestión. Sería necesario el cambio a nivel global, como comenté en la entrada sobre la Tipo I, un cambio local no sirve de nada.
      No obstante, me llevé una grata sorpresa al descubrir el Proyecto Venus de USA. Es un grupo de gente que está probando este modelo de sociedad en un recinto aislado del mundo (del que saqué la foto de esta misma entrada) para posteriormente presentar sus presumiblemente favorables resultados a los gobiernos, con la esperanza de decir que este modelo de sociedad es mucho mejor, y no sólo porque nos parezca lógico a «cuatro gatos».
      http://www.thevenusproject.com/

  2. Muy bueno tu post. Solo te digo que ya existe el material para hacer un ascensor espacial, los nanotubos de carbono, hoy valen tanto como el Aluminio en 1870 pero en unas décadas deberían producirse masivamente porque el carbono abunda. Yo soy optimista, el 80% de los gobernantes del mundo podrán ser unos charlatanes ignorantes en la mayoría de las materias que ganan no por sus conocimientos sino por gritar duro y por su carismática sonrisa de campaña, pero lo cierto es que hoy día los gobiernos le hacen mucho mas caso a sus asesores que antes, hoy un presidente está increíblemente limitado en sus capacidades en comparación con un emperador tirano de hace 4 siglos atrás, eso es muy bueno, hoy las decisiones son mucho mas consensuadas y pragmáticas que antes, sino vean a Obama, sea blanco o negro el presidente todos los presidentes de EEUU estan obligados a seguir un libreto, si no lo hacen bann! otra cabeza abaleada. Poco a poco cada país del mundo ha venido siguiendo una misma linea, un mismo discurso, Primero en EUA, luego en Europa y Asia, después en Latinoamérica y por último África.No creo que ocurrar guerras por los recursos como se pregona luego que acabe el petroleo, el sistema está haciendo ke sea muy dificil que aparezca otro Hittler. El combustible Helio 3 que solo existe en la Luna será explotado por el que tenga la tecnología para llegar allí en ese momento, los de siempre China, USA, Japón, Rusia, la UE,India y Brasil. Eso significa que los países mas pequeños y pobres desaparecerán?, no, ellos vivirán del botín que consigan los más grandes. El que España monopolizara a Sudamérica por 100 años y se llenara de oro del nuevo mundo no la hizo mas poderosa, en España ese oro solo generó inflación e hizo al reino (gobierno) mas grande por tanto mas corrupto, por el contrario hizo mas fuertes a los países que rodeaban a España surgiendo así el imperio Británico, en esa época la ciencia económica estaba en pañales y muchos pensadores creían ke la riqueza se encontraba en el oro, nada mas alejado de la verdad, el oro solo válía porque era escazo, al inundar su mercado interno con dinero basura el valor de el metal calló como lo hace hoy el petroleo, la riqueza está en generar bienes y servicios, así los países ke le vendían a España eran los que terminaron llevándose el botín final, como ocurre hoy Francia metida en Africa llevándose el Uranio y metales de Chad y el Congo y solo para que, para que el dinero termine a manos de fábricas alemanas que no tienen las manos metidas en África. Cuando la humanidad comprenda que nuestras peleas internas solo perjudican el desarrollo global, que una crisis en otro país va a afectar la economía del nuestro incluso si no tenemos lazos económicos directos con ese país, cuando entendamos que lo malo que le pase al país vecino nos golpeará a nosotros en forma de inflación, comprenderemos que somos todos células de un mismo organismo y será en ese momento cuando las metas maximas seran lograr el mayor bienestar, desarrollo y tecnología posibles, en ese momento no ocurrirán conflictos como los anteriores incluso si la humanidad se divide en varios planetas no habrán peleas entre marte y la tierra o entre ganímedes y tritón y demás lunas del Sistema Solar porque son sistemas diferentes y porque la gente de esa epoca no se verán a sí mismos como de un país determinado sino como una sola especie, tal como los norteamericanos de California no hacen una guerra contra los de Nueva York, se critican entre sí y uno dice que es mejor que el otro pero ambos trabajan para la misma causa Estados Unidos. Poco a poco la procedencia del país de origen de un grupo humano dejará de ser importante y chinos, africanos, árabes o europeos serán la misma cosa en Plutón o Mercurio. Ahora el arte de pasar de una civilización tipo 0 a tipo 1 está en hacer el enganche del petroleo al Helio 3 de la manera menos traumática posible, a partir de ese momento se abrirá una nueva era de progreso muy superior a la de 200 años que nos dió el petroleo, la fusión nuclear nos impulsará al menos 1000 años antes de haber acabado con el He3 de la Luna y buscarlo en Júpiter. No tendremos que llenar a la tierra de paneles solares o molinos de viento, eso no ocurrirá, las renovables llegarán hasta donde tengan que llegar y quiza su mayor utilidad será ayudarnos a hacer el enganche entre el petroleo y la fusión de hidrógeno y helio, en ese inerludio las renovables serán de máxima importancia, ese periodo sin duda irá desde 2030 hasta 2060, para 2060 las renovables alcanzarán su maxima expansión, a partir de allí se tiene que haber logrado la fusión sostenida o de lo contrario vendrá una recesión maltusiana y la teoría de Olduvai se volverá realidad sin duda, la vuelta irremediable de la humanidad a la edad de piedra y la transición al nivel 1 se habrá pasmado.

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