«¿Podremos ser invisibles, viajar en el tiempo y teletransportarnos?»
El libro de Michio Kaku «Física de lo imposible», que tuve el placer de leerlo el verano pasado, es una gran obra divulgativa que recomiendo a todo el mundo interesado en tecnología futurista.
A través de una clasificación por niveles de dificultad, su autor (co-fundador de la teoría de cuerdas) nos introduce al mundo de la investigación de las tecnologías del futuro que todos hemos deseado alguna vez, si bien considero que es demasiado optimista en muchos puntos.
Este es mi pequeño resumen sobre los puntos importantes:
Imposibilidades de Clase I:
Denomina así a los artificios tecnológicos que hoy en día no poseemos, pero que cree dentro de algunas décadas se encontrarán entre nosotros (la mayoría del libro). En esta sección comienza hablando de barreras defensivas forjadas con nanocristales de carbono (diamante artificial) y espadas laser conectadas a una batería inspirándose en Star Wars.
El teletransporte también lo considera en esta sección, pues hoy en día ya se ha conseguido transportar mediante fotones la «coherencia» de un grupo de átomos a otro (en física, se habla de coherencia cuando se da cierta armonía en las oscilaciones de las partículas, existiendo incluso una rama de estudio denominada óptica coherente).
Con respecto a la invisibilidad, dice que ya se ha conseguido curvar rayos ópticos que deberían chocar contra pequeñas partículas, haciendo que nunca choquen con ella y no reflejen la imagen de la misma. La complejidad de esta tarea es igual de elevada que para el teletransporte, pero pese a ello Michio no descarta verlo antes de finales de siglo.
En lo referente a la telekinesia nos explica con detalle cómo se pretende controlar la circulación eléctrica de las neuronas para sincronizarla con un detector de campo externo que transmita órdenes según nuestro cerebro, de forma que dejen de ser necesarios los mandos a distancia y los teclados.
No se queda atrás tampoco en la robótica, sobre la que asegura que la inteligencia artificial no debería verse como un reto imposible, dados los grandes avances que se hace en este campo y en tan poco tiempo.
Mi capítulo favorito de esta sección, no obstante, ha sido el de cómo propone él que algún día construyamos nuestra propia estación de combate Estrella de la Muerte, si bien leer este capítulo es una desilusión porque garantiza que es técnicamente poco viable. Su alternativa es direccionar los púlsares hacia nuestro objetivo y dejar que arrojen su radiación nuclear sobre él. Los púlsares giran en torno a una recta perpendicular a la que une los extremos por los que desprenden grandes radiaciones que, si mismamente a nosotros nos pillasen más cerca, nos freirían en nuestro planeta. Su método de «redireccionamiento» de estos grandes cúmulos de materia sería arrojar planetas y partículas pesadas junto a ellos para que la gravedad les hiciese desviar su eje de radiación. Dado que los pulsares tienen un periodo de rotación constante y un montón de simetrías en el movimiento, son una herramienta fácil de manipular, al menos matemáticamente.
Imposibilidades de Clase II:
Denomina así a la tecnología que cree que o nunca se llegará a tener, pese a que sea físicamente posible, o que por lo menos no espera que dominemos en un futuro necesariamente próximo. Dentro de esta categoría incluye los viajes en el tiempo y el posible viaje entre dimensiones según los multiversos asentados en el hiperespacio al que este mismo autor dedicó un libro entero.
Imposibilidades de Clase III:
Por último, en esta categoría incluye las cosas de las que está casi seguro que nunca tendremos porque violan alguna ley de la física. Concretamente menciona el movimiento perpetuo (autoabastecido de energía) y la precognición.
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